Hailemelekot ha seguido formando a sus jovenes ciclistas a pesar de vivir en medio de una guerra.
Noviembre de 2020 y una mas de esas guerras absurdas que hay por el mundo estalló en el corazón de África en Tigray, Etiopia. En esa zona se encuentra Hailemelekot, el que fuera ciclista del equipo Aldro en 2016 y 2017 y del equipo Caja Rural Amateur en 2018 . Junto a Hailemelekot y su familia están un grupo de chavales que ven en la bicicleta una vía de escape para olvidarse del hambre y de la falta de oportunidades, sueñan con emular a otro ciclista de la zona, Mulu Kinfe Hailemichael, que corre este año de nuevo en profesionales de la mano del equipo Pro Continental Caja Rural-Seguros RGA, tras su paso previo por el desaparecido Delko. Después de su paso por España durante tres temporadas, Hailemelekot, decidió abrir la primera escuela de ciclismo en Etiopia y poder aportar su experiencia a los chicos y chicas para poder tener una visión diferente del ciclismo y de la vida.
Son veinte niños, tres niñas y diecisiete niños, todos ellos menores de dieciséis años y con un sueño y una ilusión, ser ciclistas profesionales. No todos pueden asistir a los entrenamientos y algunos se han visto obligados a dejar la escuela ciclista al tener que ayudar a sus padres en las labores de casa o tener que trabajar a pesar de su temprana edad para poder ayudar en la pobres economías familiares, es triste pero todavía en el mundo muchos niños menores de edad deben trabajar para ayudar en casa. Los veinte niños son unos privilegiados, muchos quieren unirse a la escuela de Hailemelekot y ser ciclistas de la escuela como ellos, pero la falta de medios y de apoyos no permite la entrada de más jóvenes. Hailemelekot se dedica en cuerpo y alma a sus chicos, ayudándoles a ser grandes deportistas y grandes personas. “El aspecto deportivo es importante pero mas importantes es el aspecto humano, formamos deportistas pero también personas. Quiero ayudarles a todos para que lleguen lejos en la vida, si es en el ciclismo mejor, pero sino pueden conseguir esa meta que sean personas formadas y con principios. Me gustaría que sean el futuro del ciclismo etíope y que puedan representar por todo el mundo a nuestro país. Hay chicos con grandes cualidades y espero que alguien les dé la oportunidad de triunfar en Europa. Los últimos fines de semana hemos estado compitiendo en la zona y hemos ganado todas las carreras, estos chicos son un orgullo para mí”, nos comenta un Hailemelekot orgulloso de los progresos de sus chicos y de su implicación total.La escasez de dinero y medios en el proyecto esta minando la moral de Hailemelekot que no consigue recibir ayudas estatales ni de sponsor privados. “No está siendo fácil para nosotros. La guerra nos ha complicado mucho mas las cosas de lo que estaban. El material deportivo escasea en esta zona y tenemos problemas para reparar nuestras viejas bicicletas. Hemos tenido ayuda de algunas personas que nos han ayudado a poder comprar alguna bicicleta nueva pero no es suficiente para poder mantener a todos los chicos con un material decente. Cascos, ropa y material de repuesto es lo que necesitamos para poder seguir creciendo. Aprovechamos los viajes de corredores de aquí a Europa, para que nos traigan material como cámaras, cubiertas y algo de ropa para los chicos, pero es insuficiente para las necesidades que tenemos. Nos encantaría poder firmar una alianza con algún proyecto deportivo en Europa para poder seguir ayudando a los chicos a crecer durante muchos años”.
La situación actual en Tigray es “tranquila”, hubo un cese de las hostilidades y el 29 de diciembre la policía federal regresó, mientras que los vuelos y el acceso a Internet también fueron restaurados. Durante los casi dos años que ha durado la guerra Hailemelekot y sus niños no han parado de entrenar, y no han parado de soñar a pesar del ruido de las bombas y los helicópteros sobrevolando sus cabezas.
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